- Invitados a lucirse delante del Bello Público en la Caja Negra de la Cigarreras, Los Caballos De Düsseldorf viajaron a Alicante con la mascarilla puesta. Nos alojamos en un sencillo hotel, bien conservado con pantalla catódica obsoleta sobre formica de noche. Son las dos menos cuarto; tiempo junto para ojear los discos de ocasión en la tienda de la esquina antes del cierre. Nada interesante salvo "el mono" de los Coyotes y la linda sonrisa de Eva en la contraportada del "Trabajo de Odiar". Desde su fuga para la eternidad, siempre pensamos en nuestra compañera equina antes de tocar. Actuamos todos juntos en la ciudad con Pablo Cobollo, antes de que el primer disco del Patrullero Mancuso cotizase tan alto y dos mil once años después de la natividad. Una vuelta para recordar a la amiga mientras el yugo de la navidad aprieta gomas de mascarillas FP1. Esta vez compartimos escenario con uno Crudo Pimento y dos Hermanos Cubero. Después del concierto, al pie del escenario, un cortés espectador, disculpándose por interrumpir la conversación me enseña orgullosamente nuestro tercer álbum comprado en Inglaterra. Me dispongo a presumir de nuestra actuación en el Café Oto en Dalston, donde Eva esperaba cruzarse con Thurston Moore, habitual del local. Años antes, habíamos amenizado la exposición "Sensational Fix" de Sonic Youth en el CA2M y mandado nuestro último LP al estimado líder sónico. Todos estos detalles los conocía el cortés espectador alicantino antes de encontrarnos. Los había leído en la carta manuscrita por mi puño y letra acompañando el disco. El joven había comprado la copia de Thurston, a Thurston mismo. Otra vuelta en el corral de Los Caballos; el disco volador volvía entre nuestras pesuñas como un frisbee. El mundo es grande, el mar ancho y la tierra redonda; el alcance de nuestra historia definitivamente circular. ¿A caso lee un desconocido estas líneas?
- Here, this is me writing. There, in Meta, there is a robot known as Messko Doorag spreading. Sadly, a phishing tool stuck my name with the robot image after ungracious tagging. When I send a letter by mail, this is me again, in a personal conversation. It always surprises me to see a shoot of this letter in a social media with the Messko tag. I thought we had a private correspondance through snail-mail. Last week an unknown spectator showed me, after the gig, a letter I sent to Thurston Moore with one of our albums. He bought it second hand, specifically from Thurston second hands. Was it the right hand or the wrong end?